Cuando se analiza la situación actual, con elevados índices de repitencia y abandono
en la educación común, problemas en el acceso a la educación secundaria y un
estancamiento de la matrícula, se sabe que el desafío de la educación universal, igual
para todos, aquel propuesto como ideal en el Siglo VIII, se presenta con toda su
fuerza, como un imperativo ético, pedagógico y político de primer orden, pero ahora en
pleno Siglo XXI.
La educación común no ha perdido su potencial para construir sociedades más
igualitarias, más justas, más democráticas, pero se debe reconocer que cuanto más
fragmentada está nuestra sociedad más necesita de un nuevo espacio y un tiempo
para la enseñanza y el aprendizaje de la cultura común compartida. Se necesita una
escuela que construya lazos sociales. Hay que partir de las escuelas que tenemos,
defenderlas con la crítica y el debate, pero también con los proyectos y el propio
cuerpo.
Ese desafío histórico propuesto hace ya muchos años y las promesas incumplidas en
torno a la propuesta de educación para todos siguen interpelando y convocando a la
sociedad a asumir compromisos públicos para garantizar el Derecho de Todos a la
Educación. No basta con las leyes que establecen la obligatoriedad, no alcanza con
políticas nacionales o provinciales aunque son centrales; cada sociedad local debe
definir estrategias locales, integrando esfuerzos institucionales y sectoriales,
movilizando personas y recursos, en el marco de un nuevo contrato social por la
educación común.
Muchas veces se siente o piensa que nada o poco puede hacerse para transformar la
realidad, una realidad muy compleja por cierto, que afecta a cada vez mayor cantidad
de familias. Esa complejidad debe ser enfrentada con responsabilidad, solidaridad y
esperanza pero también con decisión, recursos económicos y solvencia técnica.
Como toda propuesta, esta que se incluye como parte del Plan Participativo de
Desarrollo Sustentable de Puerto San Julián y Zona de Influencia, seguirá abierta a la
crítica social y técnica, es en cierta forma un punto de llegada pero fundamentalmente
es un punto de partida. Una oportunidad para que todos los sanjulianenses,
asumiendo roles complementarios y diferentes responsabilidades, enfrenten con
energía y decisión estos problemas, poniendo en marcha políticas locales, la forma
particular que en Puerto San Julián se encuentre y acuerde para asegurar el Derecho
de Todos a la Educación.
Algunas referencias del contexto
El este capítulo se identifican los problemas locales y las principales tendencias en el
acceso, permanencia y abandono de la educación formal de los niños y jóvenes de
San Julián; también se proponen fundamentos para el diseño de políticas locales.
La perspectiva general del trabajo es la accesibilidad a los derechos humanos y al
derecho a la educación en particular. De este modo situaciones, condiciones que
dificulten u obturen ese acceso, son consideradas como amenazas que tienen no sólo
consecuencias negativas para cada uno de los niños y jóvenes de la localidad
afectados sino para el conjunto de la sociedad, al quebrarse la posibilidad de extender
la ciudadanía social y política y los límites de la cultura compartida.
En San Julián el problema de la repitencia ha alcanzado en los últimos años valores
muy altos, afectando a un porcentaje muy significativo de niños y jóvenes en los
niveles EGB y Polimodal y en los diferentes ciclos.